Aquí.
En cualquier parte donde brille tu luz. Si al final gritará, quizás no merezca la pena, no?
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Luz luz luz. Ilumina las partes necesarias, cuando viene de ti, no de fuera. Pero qué sabremos de la necesidad cuando estamos sobrados, sobredotados y faltos de necesidad.
Nepal. Nigeria. Congo. Sudán, américa latina. Interior es. Supervivencia es instinto.
Gritos por seguridad. Seguridad por supervivencia. Vida por vivir un sinvivir.
Luz. Más luz, de fuera adentro, a dentro. Al final, Dios.
Según pasa la vida, uno va llenando su alma o su cuerpo, según decida. Esa energía que nos rellena, marcada por el tiempo y su compañía grata, hecha de pequeñas gotas de lluvia, de magia. Donde al final, todo en duda, de las palabras o los sentidos, porque el sentir se esconde en una casa llena de espejos a uno mismo y al medio, donde encontrar algo más allá del mundo. Aquí voy escribiendo la narración de esa aventura, (..) creando colores como los del cielo y materia hecha por los sueños.
sábado, 30 de junio de 2012
Aclarando
Toc, toc.
-¿Quién soy?
-Esa pregunta no debería hacerla yo?
-En los dos sentidos
Probablemente los dos
-Los dos
Bueno quizá no.
-De todas formas hagamos un trato.
Hecho.
-He de decir que a tres la conversación no funciona.
Vayamos al grano.
Dios.
-Empecemos por Él. Está presente, saludamos.
Sí.
Pues considero innecesario el presente.
-¿Cuál es cuál?
(Risas) Buena pregunta.
-Tenemos que profundizar en ello.
-En qué?
-En Él, yo.
Supongo, no?
Entramos para separarnos, pero estamos juntos.
-Siempre.
Presente.
(risas) quizá, peros.
Empecemos. La habitación, despacho, mesa de roble. Yo sentado, yo entrando.
Toc, toc.
-¿Quién soy?
-Esa pregunta debería ser mía.
-En los dos sentidos, sí.
`El trato está hecho.
-Vale, lo intentemos de nuevo.
La habitación es cualquiera, un yo dentro de otro.
-¿Y si le preguntamos a él?
Un interior, interno.
Toc-toc-toc.
Pues no ayudan las palabras. Las de arriba no.
No ayudaron.
No. Pero quizás Dios sí. Esta vez aclara.
Ahora un instante de penumbra, silencio. Como una oscuridad que aclare el mundo atardecer. Que se encoga y se recoga. Caliente, corriente, nade. Jade, jadee.
-¿Quién soy?
-Esa pregunta no debería hacerla yo?
-En los dos sentidos
Probablemente los dos
-Los dos
Bueno quizá no.
-De todas formas hagamos un trato.
Hecho.
-He de decir que a tres la conversación no funciona.
Vayamos al grano.
Dios.
-Empecemos por Él. Está presente, saludamos.
Sí.
Pues considero innecesario el presente.
-¿Cuál es cuál?
(Risas) Buena pregunta.
-Tenemos que profundizar en ello.
-En qué?
-En Él, yo.
Supongo, no?
Entramos para separarnos, pero estamos juntos.
-Siempre.
Presente.
(risas) quizá, peros.
Empecemos. La habitación, despacho, mesa de roble. Yo sentado, yo entrando.
Toc, toc.
-¿Quién soy?
-Esa pregunta debería ser mía.
-En los dos sentidos, sí.
`El trato está hecho.
-Vale, lo intentemos de nuevo.
La habitación es cualquiera, un yo dentro de otro.
-¿Y si le preguntamos a él?
Un interior, interno.
Toc-toc-toc.
Pues no ayudan las palabras. Las de arriba no.
No ayudaron.
No. Pero quizás Dios sí. Esta vez aclara.
Ahora un instante de penumbra, silencio. Como una oscuridad que aclare el mundo atardecer. Que se encoga y se recoga. Caliente, corriente, nade. Jade, jadee.
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